El gobierno japonés aprobó el miércoles nuevas restricciones sanitarias para gran parte del país, incluyendo a Tokio, para contener un brote del coronavirus impulsado por la variante ómicron.
Las restricciones en 13 regiones, dirigidas especialmente a sitios nocturnos, son bastante menos estrictas que un confinamiento y estarán vigentes desde el viernes hasta mediados de febrero.
La resolución del gobierno central permite que cada región decida qué medidas específicas adoptar. La mayoría de las regiones urgieron a los bares y restaurantes a acortar sus horas de apertura o suspender la venta de bebidas alcohólicas.
El primer ministro Fumio Kishida explicó que el gobierno busca estar "totalmente preparado" en la lucha contra la más reciente ola de covid-19.
"Trabajaremos en coordinación estrecha con los gobiernos regionales", dijo Kishida al anunciar las medidas en una reunión del grupo de trabajo encargado de luchar contra el virus.
"Con evaluaciones científicas de expertos, la cooperación de trabajadores médicos y, sobre todo, la cooperación de la población japonesa superaremos esta situación", agregó.
La contagiosa variante ómicron provocó un resurgimiento del coronavirus en Japón, con más de 30.000 casos diarios por primera vez desde el inicio de la pandemia.
Japón ha sido menos golpeado por el coronavirus que otros países, pero las autoridades y los expertos temen que un aumento en los contagios presione al sistema de salud del país.
Tres regiones japonesas ya enfrentan restricciones por el virus tras el aumento de casos asociados a las bases militares estadounidenses.
Más de 78% de la población japonesa tiene la vacunación completa, pero solo 1,2% ha recibido la dosis de refuerzo.