El Consejo de Seguridad de la ONU prorrogó este jueves por unanimidad hasta el 31 de enero la Misión de Naciones Unidas en Libia (Manul), tras un fuerte forcejeo entre Reino Unido y Rusia por imponer su visión.
Inicialmente, estaba previsto que los 15 miembros del Consejo de Seguridad la ampliaran casi de manera automática un año más, teniendo en cuenta que el 24 de diciembre habrá elecciones destinadas a pasar página a una década de guerra.
Pero Rusia, que amenazó con vetar la prórroga, rechazó el texto propuesto por Reino Unido, en particular la cuestión de la retirada de mercenarios y tropas extranjeras de Libia y el futuro del emisario especial para el país norteafricano, que actualmente es el eslovaco Jan Kubis.
En la madrugada del jueves, Rusia presentó su propio texto, en un claro gesto de desafío a la delegación británica.
Tras una reunión el jueves por la mañana de los cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido), el Consejo acabó por autorizar una segunda prolongación técnica de la Manul hasta el 31 de enero.
Los proyectos de Reino Unido y Rusia, a los que tuvo acceso la AFP, piden al secretario general de la ONU que "conserve a su enviado especial por seis meses" y que éste se base en Libia y no en Ginebra como hasta ahora.
Moscú también exige que la retirada de las tropas extranjeras presentes en Libia sea "sincronizada", poniendo en pie de igualdad a los mercenarios rusos del grupo Wagner, que apoyan en el este al mariscal Khalifa Haftar, y las tropas turcas, que respaldan al gobierno de Trípoli.
Para los occidentales, esta equiparación ha sido la causa de las principales diferencias en el seno del Consejo de Seguridad.
Según la ONU, más de 20.000 mercenarios (rusos, sirios, chadianos y sudaneses) y militares turcos siguen en Libia, con la consiguiente amenaza para el proceso de paz.