/ jueves 27 de enero de 2022

La salida de empresas internacionales se acelera en Birmania

A menos de una semana que lo anunciaran TotalEnergies y Chevron, el gigante australiano Woodside se sumó

El gigante australiano Woodside se sumó el jueves a las empresas extranjeras que han decidido abandonar Birmania desde el golpe militar, menos de una semana después que lo anunciaran TotalEnergies y Chevron.

Ante la represión de la protesta por parte del ejército, que se ha cobrado más de 1.500 víctimas civiles según las últimas estimaciones y que cada vez se asemeja más a una guerra civil, las oenegés mantienen la presión sobre los grandes grupos internacionales para que revisen sus actividades en el país.

Washington advirtió el miércoles a las empresas estadounidenses que operan en Birmania de los riesgos financieros, legales y para su reputación.

El sector petrolero se retira

Hasta principios de año, pocos grupos importantes habían anunciado su salida de Birmania.

El operador noruego de telecomunicaciones Telenor fue uno de los pocos que optó en julio por vender su rentable filial local, con 18 millones de abonados, a una empresa sospechosa de tener vínculos con la junta, la compañía financiera libanesa M1 Group.

Sin embargo, la operación aún no se ha concretado.

El jueves, el gigante energético australiano Woodside anunció que "pondrá fin a sus intereses en Birmania" tras nueve años. Se trata de la zona de exploración de gas A-6 y de otras actividades en el país, donde opera sitios de perforación y exploración de gas.

Las grandes petroleras TotalEnergies y Chevron también habían anunciado el 21 de enero su retirada de Birmania, donde eran socios del yacimiento de gas de Yadana.

TotalEnergies opera en el país desde 1992, pero solo en el sector del gas. Emplea a más de 200 personas y justifica su retirada por el "deterioro de la situación de los derechos humanos en Birmania".

Empresas que suspenden operaciones

La empresa energética francesa EDF sigue participando en el proyecto de la represa hidroeléctrica Shweli-3, una inversión valorada en 1.500 millones de dólares pero suspendida desde hace varios meses.

El fabricante japonés Toyota, que aún no está presente en el país, a diferencia de su competidor Suzuki, debía inaugurar su primera planta en Birmania a principios de 2021, pero fue suspendida por el golpe de Estado.

En el sector de la confección, el grupo italiano Benetton y el sueco H&M suspendieron hace varios meses todos los nuevos pedidos al país.

Algunas empresas se quedan, obligadas o por elección

Tras cerrar inicialmente sus dos fábricas locales a raíz del golpe, el fabricante japonés Suzuki las reabrió rápidamente.

Establecido en el país desde 1998, el grupo producía más de 13.000 vehículos al año en 2019 y ha iniciado la construcción de una tercera planta en Birmania.

Accor, que opera nueve hoteles en Birmania, dijo la semana pasada que había "tomado la decisión de seguir presente en el país y mantener el apoyo a sus mil empleados sobre el terreno y a las comunidades cercanas a los hoteles del grupo".

La cervecera japonesa Kirin lleva varios meses intentando poner fin a su relación comercial con el ejército birmano, con el que opera dos cervecerías locales, denunciando acciones "contrarias" a sus principios en materia de derechos humanos.

En el mismo sector, la danesa Carlsberg, que emplea a unas 450 personas a nivel local, ha "reducido su capacidad de producción" en un contexto de menor consumo local, sin que tenga previsto retirarse.

El gigante australiano Woodside se sumó el jueves a las empresas extranjeras que han decidido abandonar Birmania desde el golpe militar, menos de una semana después que lo anunciaran TotalEnergies y Chevron.

Ante la represión de la protesta por parte del ejército, que se ha cobrado más de 1.500 víctimas civiles según las últimas estimaciones y que cada vez se asemeja más a una guerra civil, las oenegés mantienen la presión sobre los grandes grupos internacionales para que revisen sus actividades en el país.

Washington advirtió el miércoles a las empresas estadounidenses que operan en Birmania de los riesgos financieros, legales y para su reputación.

El sector petrolero se retira

Hasta principios de año, pocos grupos importantes habían anunciado su salida de Birmania.

El operador noruego de telecomunicaciones Telenor fue uno de los pocos que optó en julio por vender su rentable filial local, con 18 millones de abonados, a una empresa sospechosa de tener vínculos con la junta, la compañía financiera libanesa M1 Group.

Sin embargo, la operación aún no se ha concretado.

El jueves, el gigante energético australiano Woodside anunció que "pondrá fin a sus intereses en Birmania" tras nueve años. Se trata de la zona de exploración de gas A-6 y de otras actividades en el país, donde opera sitios de perforación y exploración de gas.

Las grandes petroleras TotalEnergies y Chevron también habían anunciado el 21 de enero su retirada de Birmania, donde eran socios del yacimiento de gas de Yadana.

TotalEnergies opera en el país desde 1992, pero solo en el sector del gas. Emplea a más de 200 personas y justifica su retirada por el "deterioro de la situación de los derechos humanos en Birmania".

Empresas que suspenden operaciones

La empresa energética francesa EDF sigue participando en el proyecto de la represa hidroeléctrica Shweli-3, una inversión valorada en 1.500 millones de dólares pero suspendida desde hace varios meses.

El fabricante japonés Toyota, que aún no está presente en el país, a diferencia de su competidor Suzuki, debía inaugurar su primera planta en Birmania a principios de 2021, pero fue suspendida por el golpe de Estado.

En el sector de la confección, el grupo italiano Benetton y el sueco H&M suspendieron hace varios meses todos los nuevos pedidos al país.

Algunas empresas se quedan, obligadas o por elección

Tras cerrar inicialmente sus dos fábricas locales a raíz del golpe, el fabricante japonés Suzuki las reabrió rápidamente.

Establecido en el país desde 1998, el grupo producía más de 13.000 vehículos al año en 2019 y ha iniciado la construcción de una tercera planta en Birmania.

Accor, que opera nueve hoteles en Birmania, dijo la semana pasada que había "tomado la decisión de seguir presente en el país y mantener el apoyo a sus mil empleados sobre el terreno y a las comunidades cercanas a los hoteles del grupo".

La cervecera japonesa Kirin lleva varios meses intentando poner fin a su relación comercial con el ejército birmano, con el que opera dos cervecerías locales, denunciando acciones "contrarias" a sus principios en materia de derechos humanos.

En el mismo sector, la danesa Carlsberg, que emplea a unas 450 personas a nivel local, ha "reducido su capacidad de producción" en un contexto de menor consumo local, sin que tenga previsto retirarse.

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