La vida en Mali transcurre sobre una moto

Redacción

  · lunes 17 de septiembre de 2018

Bamako, Mali, (Notimex).- Todo el mundo la llama Jakarta, pero nadie sabe la verdadera razón por la cual a la motocicleta más difundida en África se le dio el nombre de la capital de Indonesia. Probablemente porque proviene de Asia.

Lo cierto es que la Jakarta es un medio de transporte muy popular por su precio y su bajo consumo. De hecho, revolucionó la viabilidad de todo un continente, especialmente en Mali.

“La comercialización de las motocicletas Jakarta comenzó hace unos 15 años”, dice Seydou Traore, quien vende motos Jakarta desde que aparecieron en el mercado maliense.

“Fue un gran éxito, conquistó inmediatamente a la población maliense. Mujeres incluidas. ¿Por qué? Es un medio que tiene un costo de venta bajo, consume muy poco y se pueden encontrar repuestos en todas partes", añade.

Su concesionario -un pequeño almacén y un espacio donde se exhiben los scooters- está detrás de la estación de autobuses de la Avenue de l’Unité Africaine Oua, una de las principales de la capital del país, Bamako.

En las calles de alrededor hay otros concesionarios y pequeños talleres de mecánica. Seydou tiene ocho empleados, todos muy jóvenes.

Cuatro se ocupan del montaje de las Jakarta que, procedentes principalmente de China y Japón, llegan en mil piezas dentro de cajas de madera; dos son mecánicos; uno es limpiador y el otro busca clientes a cambio de una pequeña comisión.

Aboubacar Keita es uno de los mecánicos de Seydou. Siempre estuvo rodeado de motos Jakarta: "Nací en una familia de mecánicos de motocicletas. Mi abuelo lo era, y lo es mi padre y también mis hermanos”.

“Me fui de mi pueblo para venir aquí y continuar haciendo este trabajo. Gracias a Dios con el oficio de mecánico puedes ganar bastante. Pude casarme con mi esposa y ahora tengo un hijo pequeño al que enseño mi profesión", señala.

Mientras trabaja con una moto que pierde aceite, Aboubacar explica los puntos fuertes y las debilidades de las Jakarta.

"Es verdad, las Jakarta son muy económicas. Además de las piezas de recambio chinas también se pueden encontrar las nigerianas, que son de menos calidad. Si no eres rico, como casi todos los malienses, es la moto perfecta”, destaca.

“Te puedes mover con facilidad, avanzar entre el tráfico y aparcar más o menos donde te parece. Pero no debemos olvidar que las calles de Bamako están llenas de baches traicioneros”, indica.

Refiere que “es muy fácil pinchar las ruedas y dañar las llantas. Además, con el calor que hace aquí, el pistón da muchos problemas, expulsa una gran cantidad de humo”.

El precio de una scooter Jakarta nueva va de los 350 mil a los 375 mil francos CFA (entre 610 y 655 dólares). Hay varias marcas en el mercado, en su mayoría chinas.

El modelo que parece dar más fiabilidad es el Power K de KTM, una marca que no debe confundirse con la marca austríaca de moto de enduro. Los varios fabricantes de motocicletas producen modelos casi idénticos; tanto es así que las piezas de repuesto son adecuadas para todos.

Asistir al montaje de una moto Jakarta es un verdadero espectáculo que dura unos 30 minutos. Los trabajadores de Seydou, dos de los cuales poco más que niños, se mueven con tal coordinación que parecen autómatas.

Abren la caja de madera que contiene las piezas empaquetadas con una palanca; desempaquetan todos los componentes; se preparan decenas y decenas de tuercas, pernos y tornillos; intervienen rápidamente con destornilladores y llaves inglesas.

Lubrican los engranajes; montan el pedal de cambio de marchas; colocan el sillín de cuero sintético; ajustan los retrovisores; comprueban el funcionamiento del sistema eléctrico; inflan los neumáticos con el compresor; ponen en el tanque unos francos de gasolina. Y la Jakarta arranca a la primera.

Las motos Jakarta, de 100 cilindros cúbicos, no necesitan matrícula. Por lo tanto, se hace difícil reconocerlas. "Actualmente -explica Seydou- hay un gran número de robos de Jakartas. Ahora hay, en todo Mali, pandillas juveniles especializadas. Estos delincuentes intentan revender motos semi-nuevas robadas a comerciantes como yo, a precios muy bajos”.

“Es lamentable. Otros colegas y yo mismo formamos un comité para combatir este fenómeno y reportar las motos robadas a la policía. La única forma de reconocer una Jakarta es a través de su número de chasis, que no puede ser falsificado. Si el número no corresponde al que se muestra en los documentos, hay problemas”, manifiesta.

Por las calles de Bamako, ya sean pavimentadas o sin pavimentar, especialmente durante las horas punta, las Jakarta llevan ventaja. Una tras otra, en movimiento o esperando en los semáforos, parecen un río.

En las arterias más espaciosas de las ciudades se crearon carriles para el uso exclusivo de las dos ruedas. Los accidentes, lamentablemente frecuentes debido un cumplimiento deficiente de las normas de circulación, causan graves choques en cadena debido a la gran cantidad de tráfico.

"De víctimas mortales que iban en una Jakarta -dice el restaurador Hamidou Coulibaly, que le compró a Seydou una moto para su hijo- he visto cientos. Los malienses sabemos que es un riesgo transitar sobre dos ruedas por Bamako, pero no tenemos otra opción”.

Afirma que “usar el transporte público, a parte del tiempo, también es una desventaja para los bolsillos. Con un tanque lleno de gasolina, que cuesta unos dos mil francos (3.5 dólares), puedes recorrer 95 kilómetros”.

“Así, pedimos a Dios que todo funcione sin problemas. Hay poco que hacer, las motos Jakarta nos hacen la vida mucho más peligrosa pero también menos costosa”, asegura.

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