El Reino Unido y la Unión Europea "intensificarán" sus discusiones para superar sus desacuerdos sobre las disposiciones post-Brexit en Irlanda del Norte, que hacen temer una guerra comercial entre Londres y los 27 miembros de la UE, dijo el viernes el gobierno británico.
En una reunión con el vicecomisario europeo Maros Sefcovic en Londres, el secretario de Estado británico para el Brexit David Frost "destacó la importancia de dar nueva energía y nuevo impulso a las discusiones", indicó el gobierno en un comunicado.
Las negociaciones se reanudarán la próxima semana en Bruselas, en particular sobre las cuestiones aduaneras y las entregas de medicamentos, precisó la misma fuente.
Londres exige una renegociación a fondo del protocolo de Irlanda del Norte respecto al Brexit. El documento mantiene a la provincia británica en el mercado único europeo pero perturba los suministros desde la isla de Gran Bretaña, provocando la cólera de los unionistas que quieren que Irlanda del Norte permanezca dentro de la corona británica.
Bruselas se niega, proponiendo únicamente adaptaciones.
Ante la falta de satisfacción, Londres amenazó con recurrir al artículo 16 del protocolo, que le permite suspender unilateralmente algunas de sus disposiciones.
Según Dublín, los europeos podrían responder incluso suspendiendo el acuerdo de libre comercio vigente desde principios de año, que ha permitido evitar in extremis un "no deal" (No hay acuerdo) potencialmente muy doloroso económicamente.
Por el momento, el gobierno británico ha señalado que "existen importantes diferencias entre las posiciones de ambas partes".
"El Reino Unido siempre prefiere encontrar una solución consensuada, pero las garantías del artículo 16 constituyen una parte legítima de las disposiciones del protocolo", añadió.
Ante el creciente riesgo de conflicto comercial, Irlanda, en primera línea, dijo el martes trabajar en medidas de emergencia "desempolvando" el plan preparado en caso de "no deal" el año pasado.
El protocolo efectivo desde principios de año tiene por objeto impedir el regreso de una frontera física a la isla de Irlanda que podría debilitar el acuerdo de paz de 1998.
Londres exige, en particular, la supresión del derecho de control del tribunal de justicia de la UE sobre su aplicación, sustituyéndolo por "un arbitraje internacional", una modificación inaceptable para los europeos