El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, prometió este jueves que la nueva Constitución bielorrusa, demandada desde hace meses por la oposición del país, estará lista para finales de este año y se someterá a un referéndum en 2022.
"Durante este año el proyecto de Constitución estará listo y será discutido por la sociedad. Y a principios del año que viene se votará en un referéndum", dijo el líder bielorruso al intervenir en la VI Asamblea Popular que se reúne entre hoy y mañana para abordar los ejes del desarrollo socio-económico de la exrepública soviética para el próximo lustro.
Tras la aprobación de la nueva Carta Marga "habrá que cambiar muchas leyes", advirtió Lukashenko, quien se mostró convencido de que se podrá hacer "durante el año que viene".
El líder bielorruso aseguró que, según una reciente entrevista, más del 60 % de los bielorrusos están "categóricamente" en contra de la modificación de la Constitución, pero es un paso que hay que dar para restringir, entre otros cambios, las facultades del jefe del Estado.
"Yo creo que hay que cambiarla, porque las facultades que tiene hoy día el presidente es una carga muy difícil para una persona y no se sabe si el que vendrá luego podrá soportarlas", afirmó al final de una alocución de cuatro horas que fue transmitida en directo por la televisión.
Con todo, al hablar delante de los 2.700 delegados del foro, Lukashenko se mostró convencido de que pese a todos los cambios, Bielorrusia debe seguir siendo una república presidencial.
"Estoy firmemente convencido de que nuestro país debe continuar siendo una república presidencial, aunque sea sin Lukashenko", dijo.
Agregó que por el momento no tiene intención de entregar su país "a nadie", frase que fue recibida con aplausos por los participantes en la asamblea, formada por diputados, funcionarios y representantes del mundo de la cultura y la ciencia afines al régimen.
Durante su intervención, Lukashenko, que lleva 26 años en el poder, puso como condición para su salida de la presidencia bielorrusa, exigida desde hace seis meses por la oposición, la paz y "ausencia de protestas en el país.
El líder bielorruso mencionó también otra condición para su retirada, que consiste en que "ni un solo pelo debe caer de la cabeza" de sus seguidores si llega al poder gente "de otras convicciones".