Tiendas, carreteras y universidades permanecían cerradas en Jartum y sus suburbios, donde se decretó la "desobediencia civil" después de siete nuevas muertes en la represión de las manifestaciones antigolpe, constató un periodista de la AFP.
En el turbulento barrio de Bourri, las fuerzas de seguridad intentaban romper las barricadas con granadas de gas lacrimógeno, sin impedir que los jóvenes manifestantes regresaron a sus refugios construidos con ramas y piedras, según testigos.
"Tienda cerrada por luto", proclaman una serie de carteles pegados en las persianas bajadas de los puestos en Al Sajane, enorme mercado al por mayor para materiales de construcción en Jartum, totalmente paralizado el martes.
Uno de sus comerciantes, Othmane Al Sherif, fue muerto a tiros el lunes, en uno de los días más sangrientos desde el golpe de Estado del general Abdel Fattah Al Burhane el 25 de octubre.
Desde entonces, 71 manifestantes han sido abatidos por una represión que no cesa, a pesar de los llamamientos a la calma procedentes del extranjero.
La policía afirma que los manifestantes apuñalaron a uno de sus generales.
Aunque muy pocas manifestaciones terminaron sin muertes, la del lunes fue particularmente violenta. Las fuerzas de seguridad habían sacado por primera vez sus armas pesadas y no dudaron en abrir fuego, según testigos sobre el terreno y el conjunto de cancillerías occidentales.
No obstante, la policía continúa afirmando el martes nunca haber disparado.