Miles de personas están llamadas a manifestarse en París el domingo, tres semanas después del inicio de una huelga de refinerías en Francia que ha provocado problemas de escasez de combustible en el país, en un clima caldeado por la inflación.
La manifestación ha sido convocada por partidos de izquierda --La Francia Insumisa, apoyada por los Verdes, Socialistas y Comunistas-- y respaldada por cientos de asociaciones que buscan mantener la tensión creada por la huelga de refinerías TotalEnergies.
El gigante energético francés anunció el viernes un acuerdo de incremento salarial (7% más bonificaciones) con los dos mayores sindicatos que representan a la plantilla de sus cuatro refinerías en Francia.
Pero el sindicato CGT, famoso por su combatividad, se ha negado a aceptarlo, reclamando un incremento del 10%, y sus miembros continúan manteniendo los piquetes.
"Puede verse que este movimiento empieza a extenderse", afirmó la líder del grupo parlamentario de La Francia Insumisa, Mathilde Panot, en la radio France Info.
"Puede verse en el sector nuclear. Los camioneros han anunciado un parón el martes y otros muchos sectores están empezando a unirse", agregó.
Varios sindicatos franceses anunciaron su adhesión a la jornada nacional de huelgas el martes, que se espera afecte al transporte por carretera y ferroviario y al sector público.
"Inaceptable"
El ministro de Cuentas Públicas, Gabriel Attal, aseguró el domingo que el mantenimiento de la huelga era "inaceptable".
"Evidentemente hay un derecho de huelga, pero en un momento el país tiene que poder funcionar", afirmó en una entrevista con varios medios franceses.
Donde sí se levantó la huelga esta semana fue en las dos refinerías del grupo Esso-ExxonMobil en Francia, gracias a un acuerdo salarial el martes y bajo la presión del ejecutivo, decidido a tomar el control de las plantas para que se reanudara la actividad.
En torno a un tercio de las gasolineras del país sufren problemas de abastecimiento, especialmente alrededor de París y en el norte, lo que implica horas de espera para poder repostar.
Muchas empresas han reducido los viajes y las entregas, e incluso los vehículos de los servicios de emergencia se enfrentan a problemas de suministro.
Los enormes beneficios obtenidos por las compañías energéticas debido a los precios récord de los carburantes suscitan la comprensión por la demanda de aumentos salariales entre los trabajadores, pero según una encuesta de BVA publicada el viernes, solo un 37% de los franceses apoyan los paros.
Reforma de las pensiones
La marcha del domingo pretende denunciar "el encarecimiento de la vida y la inacción climática".
La recién nombrada Premio Nobel de Literatura Annie Ernaux y otras 60 figuras públicas de las artes y la cultura llamaron a unirse a la marcha en una carta conjunta.
El principal objetivo es llamar la atención sobre la difícil situación de los trabajadores que luchan por un aumento del coste de vida --la inflación se sitúa en el 5,6 % interanual en septiembre-- y criticar la falta de acción política contra el cambio climático.
La policía estima que habrá unos 30.000 participantes, entre ellos, grupos anarquistas e integrantes de los "chalecos amarillos" que se teme causen altercados, según un responsable que prefirió no dar su nombre.
"La organización ha advertido de esos temores", afirmó.
La magnitud de las protestas y huelgas en los próximos meses podría influir en la capacidad del gobierno para implementar su controvertida reforma del sistema de pensiones.
Macron, que fue reelegido en abril, quiere atrasar la edad de jubilación, que actualmente se sitúa en los 62 años, para equiparar a Francia con otros países europeos. Pero los sindicatos y partidos de izquierda se oponen frontalmente a este cambio.