El papa Francisco regresó este lunes a Roma de su histórica visita a Irak, la primera de un pontífice a ese país, sacudido por la violencia y guerras, constaron periodistas de la AFP.
El vuelo del papa aterrizó a las 11H55 GMT en el aeropuerto romano de Ciampino tras una gira de tres días, iniciada el viernes y durante la cual visitó seis ciudades.
Pese a ser considerado el viaje más arriesgado de su pontificado, su visita transcurrió sin incidentes y tuvo un fuerte impacto político y religioso.
Francisco, de 84 años, visitó la capital Bagdad, así como Mosul y Qaraqosh, estos dos últimos lugares, localizados en el norte del país, padecieron el terror de los yihadistas del Estado Islámico (EI).
En la ciudad santa de Nayaf (sur), el papa se entrevistó con el gran ayatolá Alí Sistani, una referencia religiosa para la mayoría de los musulmanes chiitas del mundo.
"Irak siempre permanecerá conmigo, en mi corazón", dijo Francisco el domingo por la noche, al despedirse con una misa ante miles de fieles congregados en un estadio de Erbil, en el Kurdistán iraquí.
Durante su viaje, Francisco, cumplió importantes gestos y rezó en silencio, en pie, en las ruinas de una iglesia en Mosul, por los mártires, los perseguidos, los asesinados, los muertos, los olvidados.
Francisco deseaba también llevar su voz de alivio a los cristianos de Irak (el 1% de la población contra el 6% hace 20 años) y al mismo tiempo quiso visitar ese país predominantemente musulmán en su primer viaje al extranjero en 15 meses.
Debido a la pandemia de coronavirus, con excepción de la misa en Erbil, se reunió con pocas personas y no estuvo rodeado por multitudes, como ocurre durante sus viajes por el mundo.
Sin embargo, recorrió 1.445 km a través de Irak, la mayor parte del tiempo en avión o helicóptero para sobrevolar, en lugar de atravesar, áreas donde todavía se esconden células yihadistas clandestinas.
En sus discursos al país, que se declaró vencedor del grupo Estado Islámico (EI) a finales de 2017, denunció el "terrorismo que abusa de la religión", pidió "paz" y "unidad" en Oriente Medio y deploró la salida de los cristianos de la región como un "daño incalculable".
También participó en una oración ecuménica en Ur, lugar de nacimiento según la Biblia del patriarca Abraham, padre de las tres religiones monoteístas, junto con representantes de las diferentes religiones presentes desde hace milenios en Irak, un mensaje a favor del diálogo entre las religiones.