/ jueves 13 de agosto de 2020

¿Podrá mejorar Biden las relaciones entre el partido demócrata e Israel?

Biden quiere desalojar de la Casa Blanca al republicano Donald Trump, calificado ya como "el mejor amigo que ha tenido Israel" por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu

Durante su primer viaje a Israel en 1973, Joe Biden recuerda haberse encontrado con la primera ministra Golda Meir, que con su eterno cigarrillo en la boca, le había explicado su visión de Oriente Medio. Desde entonces, el demócrata se ha mantenido como un ardiente defensor del Estado hebreo.

Aquello fue poco antes del inicio de la guerra de Yom Kipur, en la que los ejércitos árabes de la región atacaron de manera sorpresiva a Israel. Recién elegido para el Senado, Biden se había entrevistado con Meir, que parecía preocupado por la situación regional.

Esta reunión "fue uno de los momentos más importantes" de su vida contaría más tarde el hombre que se apresta a ser nominado este fin de semana candidato del partido demócrata estadounidense para las presidenciales de noviembre.

Biden quiere desalojar de la Casa Blanca al republicano Donald Trump, calificado ya como "el mejor amigo que ha tenido Israel" por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.

Durante su mandato, Trump reconoció la "soberanía" de Israel sobre el Golán y Jerusalén como capital del país. Además anunció un plan para Oriente Medio que prevé la anexión de partes de Cisjordania por parte del Estado hebreo, lo que lo ha convertido en un heraldo de la derecha israelí.

Pero según analistas, la elección de Joe Biden sería bien recibida por el conjunto de la clase política y el establishment militar israelí, y no solo por la oposición a Netanyahu.

Quien fuera vicepresidente de Barack Obama (2009-2017) mantiene relaciones de larga data con Israel, sobre las que habló en un discurso en 2015 en el que se refirió a su reunión con Golda Meir y apoyó que Estados Unidos tenía que respetar su "promesa sagrada de proteger el hogar de origen de los judíos".

"No hay ninguna duda de que Biden es un amigo que tiene sentimientos muy profundos por Israel", dijo a la AFP Nadav Tamir, exconsejero en material de política exterior del difunto presidente Shimon Peres.

¿El fantasma de Obama?

Kamala Harris, rival de Biden en las primarias que se convertiría en vicepresidenta de Estados Unidos en caso de victoria demócrata, es considerada también como una ferviente defensora del Estado hebreo. Su esposo es judío.

Durante los dos mandaros de Obama, las relaciones con Israel fueron complicadas. Netanyahu había criticado el acuerdo sobre la cuestión nuclear firmado por Washington con Teherán y la abstención de Estados Unidos durante una votación en el Consejo de Seguridad de la ONU para condenar las colonias judías en Cisjordania y Jerusalén Este.

"No podemos ocultarlo: existe claramente un problema entre los responsables israelíes y los demócratas", resume Eldad Shavit, ex cuadro de inteligencia militar y de la oficina del primer ministro Netanyahu actualmente analista del Instituto de Estudios de Seguridad (INSS) de Tel Aviv.

Pero Joe Biden tiene relaciones cercanas con la clase política israelí, dice Shavit. Había apoyado el reconocimiento de Jerusalén, ciudad que israelíes y palestinos se disputan como capital, dos décadas antes que Donald Trump lo hiciese y mudase allí la embajada.

Para su campaña presidencial de 2020, Biden no se comprometió a cerrar la embajada estadounidense en Jerusalén, sino a reabrir un consulado en Jerusalén Este, territorio anexado por Israel pero que los palestinos reivindican como capital del Estado al que aspiran.

También criticó el plan de Trump y llamó a continuar nuevas negociaciones a favor de la solución de un Estado palestino viable que conviva junto a Israel.

Según Nadav Tamir, Joe Biden tiene la facilidad para hablar a un auditorio israelí, pero si es electo tendrá también que "salir de su zona de confort" y usar la "fuerza" de la "superpotencia" estadounidense para convencer a Israel de tomar decisiones difíciles pero esenciales para llegar a una solución con los palestinos.

Durante su primer viaje a Israel en 1973, Joe Biden recuerda haberse encontrado con la primera ministra Golda Meir, que con su eterno cigarrillo en la boca, le había explicado su visión de Oriente Medio. Desde entonces, el demócrata se ha mantenido como un ardiente defensor del Estado hebreo.

Aquello fue poco antes del inicio de la guerra de Yom Kipur, en la que los ejércitos árabes de la región atacaron de manera sorpresiva a Israel. Recién elegido para el Senado, Biden se había entrevistado con Meir, que parecía preocupado por la situación regional.

Esta reunión "fue uno de los momentos más importantes" de su vida contaría más tarde el hombre que se apresta a ser nominado este fin de semana candidato del partido demócrata estadounidense para las presidenciales de noviembre.

Biden quiere desalojar de la Casa Blanca al republicano Donald Trump, calificado ya como "el mejor amigo que ha tenido Israel" por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.

Durante su mandato, Trump reconoció la "soberanía" de Israel sobre el Golán y Jerusalén como capital del país. Además anunció un plan para Oriente Medio que prevé la anexión de partes de Cisjordania por parte del Estado hebreo, lo que lo ha convertido en un heraldo de la derecha israelí.

Pero según analistas, la elección de Joe Biden sería bien recibida por el conjunto de la clase política y el establishment militar israelí, y no solo por la oposición a Netanyahu.

Quien fuera vicepresidente de Barack Obama (2009-2017) mantiene relaciones de larga data con Israel, sobre las que habló en un discurso en 2015 en el que se refirió a su reunión con Golda Meir y apoyó que Estados Unidos tenía que respetar su "promesa sagrada de proteger el hogar de origen de los judíos".

"No hay ninguna duda de que Biden es un amigo que tiene sentimientos muy profundos por Israel", dijo a la AFP Nadav Tamir, exconsejero en material de política exterior del difunto presidente Shimon Peres.

¿El fantasma de Obama?

Kamala Harris, rival de Biden en las primarias que se convertiría en vicepresidenta de Estados Unidos en caso de victoria demócrata, es considerada también como una ferviente defensora del Estado hebreo. Su esposo es judío.

Durante los dos mandaros de Obama, las relaciones con Israel fueron complicadas. Netanyahu había criticado el acuerdo sobre la cuestión nuclear firmado por Washington con Teherán y la abstención de Estados Unidos durante una votación en el Consejo de Seguridad de la ONU para condenar las colonias judías en Cisjordania y Jerusalén Este.

"No podemos ocultarlo: existe claramente un problema entre los responsables israelíes y los demócratas", resume Eldad Shavit, ex cuadro de inteligencia militar y de la oficina del primer ministro Netanyahu actualmente analista del Instituto de Estudios de Seguridad (INSS) de Tel Aviv.

Pero Joe Biden tiene relaciones cercanas con la clase política israelí, dice Shavit. Había apoyado el reconocimiento de Jerusalén, ciudad que israelíes y palestinos se disputan como capital, dos décadas antes que Donald Trump lo hiciese y mudase allí la embajada.

Para su campaña presidencial de 2020, Biden no se comprometió a cerrar la embajada estadounidense en Jerusalén, sino a reabrir un consulado en Jerusalén Este, territorio anexado por Israel pero que los palestinos reivindican como capital del Estado al que aspiran.

También criticó el plan de Trump y llamó a continuar nuevas negociaciones a favor de la solución de un Estado palestino viable que conviva junto a Israel.

Según Nadav Tamir, Joe Biden tiene la facilidad para hablar a un auditorio israelí, pero si es electo tendrá también que "salir de su zona de confort" y usar la "fuerza" de la "superpotencia" estadounidense para convencer a Israel de tomar decisiones difíciles pero esenciales para llegar a una solución con los palestinos.

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