Puerto Rico sigue devastado: sin luz, agua y combustible

Diario de Queretaro

  · miércoles 27 de septiembre de 2017

Puerto Rico, una semana después de que el huracánMaría devastara la isla, vive un día a día marcadopor la ausencia general de electricidad, las comunicacionestelefónicas en precario, graves problemas de distribuciónde combustible y una población que lucha diariamente porhacerse con agua y alimentos.

El gobierno liderado por Ricardo Rosselló y las agenciasfederales de EU que han trasladado a Puerto Rico a cientos deefectivos tratan, en conjunto, de restablecer la situación deun territorio devastado con sectores todavía incomunicados yfuertes lluvias en el área oeste que entorpecen larecuperación.

El director de la Autoridad de la Energía Eléctrica(AEE), Ricardo Ramos, señaló que de momento solo un 4 %de los abonados de la compañía estatal han recuperado elservicio y que la prioridad ahora son los hospitales yacueductos.

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Los problemas de agua del territorio estadounidense estánrelacionados con el colapso de su red eléctrica porque laenergía es necesaria para bombear, tratar y filtrar el aguaque llega a los hogares.

Con la red eléctrica fuera de servicio, se han necesitadogeneradores a base de combustible para limpiar e impulsar el agua adonde se necesite. Pero la isla no tiene suficientes generadorespara estas funciones, dicen responsables de serviciospúblicos, en momentos que el combustible también esescaso.

Sólo entre 40 y 45%  de los clientes de la Autoridadde Acueductos y Alcantarillados (AAA) del Gobierno de Puerto Ricotenía agua potable el martes, dijeron funcionarios de lacompañía.

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El servicio de agua para toda la isla no podrá retomarsehasta que la electricidad no sea restaurada, lo que podríatardar meses.

Mientras, las autoridades agilizan la entrega de botellas deagua y el envío de camiones cisternas por toda la isla, dondecrece la desesperación.

Por si fuera poco, en las gasolineras hay filaskilométricas para repostar en las estaciones abiertas,mientras supermercados y comercios van, lentamente, extendiendo sushorarios acercándose a los habituales.

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La situación en la capital, San Juan, aunque complicada, esmucho mejor que la que se sufre en las áreas más remotasdel interior y montaña, donde, incluso una semanadespués, hay dificultades de comunicación física yel suministro de víveres y combustible es escaso.

Uno de los principales problemas reside en que la cargamarítima que llega a Puerto Rico no puede llegar a los puntosde venta o distribución debido a que no hay camionessuficientes para sacar la mercancía de los muelles.

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La falta de combustible repercute además gravemente en lamovilidad de las personas y en el funcionamiento general delpaís, ya que el diesel es fundamental para hacer trabajar lasplantas generadoras que mantienen la actividad de restaurantes,negocios, edificios e infraestructuras.

Los distribuidores de alimentos y restaurantes necesitancombustible para que los generadores de energía funcionen, yaque de lo contrario la mercancía se deteriorará y lasituación se agravará.

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El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, hizo unallamada desesperada para que los camioneros acudan a los centros dealmacenamiento de combustible de las compañíaspetrolíferas, aunque la respuesta no es fácil dado quelas comunicaciones vía telefónica permanecen todavíaen una situación precaria.

La ayuda desde Estados Unidos continúa llegando y unabrigada de cerca de un centenar de bomberos de Nueva York llegarona la isla como parte de un grupo de apoyo para la recogida deescombros.

Transcurrida una semana desde el paso del huracán,todavía permanecen más de 10 mil refugiados en los 180centros habilitados en toda la isla.

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||Con información de EFE y Reuters||