El redescubrimiento en el norte de Perú de una pintura mural prehispánica con escenas mitológicas, un lugar que los arqueólogos solo habían visto en fotografías tomadas a principios del siglo XX, alcanza un valor excepcional por el buen estado en que se encuentra, asegura a la AFP el investigador suizo detrás del hallazgo.
"Es un descubrimiento excepcional, en primer lugar porque es poco común poder desenterrar pinturas murales de tal calidad en la arqueología precolombina", dice Sam Ghavami, quien pasó cuatro años buscando el mural en los restos del centro funerario Huaca pintada, en Illimo, un poblado de Lambayeque.
"La composición de esta pintura es única en la historia del arte mural en el Perú prehispánico", agrega el arqueólogo formado en la Universidad de Friburgo.
El fresco es parte de un templo denominado Huaca Pintada, perteneciente a la cultura prehispánica Moche, cuyos pobladores veneraban la luna, la lluvia, las iguanas y las arañas.
En el fragmento del mural hallado, de unos 30 metros de largo, se aprecian con nitidez los colores azul, marrón, rojo, amarillo, negro, blanco y lúcuma (amarillo mostaza) con los que se pintó originalmente.
La escena representada en el fresco "parece estar inspirada en la idea de una jerarquía sagrada construida en torno a un culto a los antepasados y sus vínculos íntimos con las fuerzas de la naturaleza", refiere Ghavami.
La imagen muestra a un cortejo de guerreros encaminados hacia una divinidad central con rasgos ornitomorfos.
El investigador señaló a la AFP que descifrar el mensaje del mural será parte de su investigación, pero estima "que podría interpretarse como una imagen metafórica del orden político y religioso de los antiguos pobladores de la región".
El valor de este mural radica además en el sincretismo estilístico entre dos culturas preincaicas: la Lambayeque, que se desarrolló en la costa norte de Perú entre los años 900 y 1350 y sus antepasados mochicas, que dominaron entre los años 100 a 850.
- 100 años después -
El mural también es único porque tiene una historia particular, que se remonta a poco más de un siglo.
Se conocía de su existencia a través de fotografías en blanco y negro tomadas en 1916 por uno de los etnólogos más importantes que vivía en Perú en ese momento, el alemán Hans Heinrich Brüning.
La falta de leyes de protección del patrimonio propició que los buscadores de tesoros prehispánicos dieran rienda suelta a sus fechorías y saquearan el templo Huaca pintada, que se hallaba en una zona cubierta por espeso follaje.
Ghavami recuerda que la búsqueda empezó en 2018 con un equipo de estudiantes de la Universidad Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque y el apoyo del Museo Brüning. El trabajo dio frutos el pasado mes de octubre, cuando el mural apareció.