Roma, Italia | AFP.- Sin visitantes por el coronavirus, varias localidades italianas que viven del turismo están preocupadas, entre ellas Tivoli, cerca de Roma, que alberga una perla de la arquitectura como Villa d'Este, famosa por sus jardines y sus más de cien fuentes.
"En Tivoli, el impacto de las medidas ha sido negativo, era obvio, sus monumentos (Villa d'Este del siglo XVI y Villa Adriana, la residencia del emperador romano Adriano que reinó del 117 al 138 DC) permanecen cerrados desde hace más de un mes", lamenta el alcalde, Giuseppe Proietti, en una entrevista con AFPTV.
Entre las visitas turísticas obligadas después de Roma, el cierre de las dos villas, de épocas históricas tan diferentes, pero que resumen la rica historia de Italia, ha repercutido sobre el tejido económico de la pequeña ciudad.
"Los restaurantes y tiendas del centro histórico y que dan sobre las pequeñas plazas con sus terrazas, están todos cerrados", explica.
Lo mismo ocurre con el sector hotelero, reconoce el presidente de la Asociación de Estructuras de Alojamiento de Tivoli, Pietro Conversi.
"De los 19 hoteles existentes, solo dos están abiertos, los otros están cerrados, pero no por ley, simplemente porque no hay gente, no hay demanda. Las pequeñas estructuras están todas vacías", reitera.
"Dado el contexto, cerramos el agua y el gas de las casas para reducir los costos. Estamos tratando de ver cómo vamos a aguantar hasta octubre", confiesa Pietro Conversi.
"El objetivo es lograr un poco de ayuda estatal, pero por el momento sólo hemos recibido los formularios para pagar impuestos y no sabemos si tendremos dinero para ello", cuenta aterrado.
- "Un año terrible" -
La espectacular Villa d'Este, patrimonio de la Humanidad desde 2002 y hasta hace poco el corazón palpitante de la pequeña ciudad gracias a los 50.000 visitantes que recibe al mes durante la temporada alta, registra serias pérdidas.
"La pérdida más significativa es de visitantes", confiesa el director Andrea Bruciati, quien decidió aprovechar el cierre para realizar un mantenimiento extraordinario.
A bordo de un carrito de golf, el director recorre los espléndidos jardines renacentistas sobre terrazas con fuentes, cascadas, esculturas y juegos de agua.
"No entra dinero en este momento. 2020 será un año terrible", resume.
"Los costos de mantenimiento de este tipo de monumentos son muy altos, ya sea que estén abiertos o cerrados", precisa Bruciati, a cargo de una de las residencias históricas más espectaculares de la península, construida a pedido del cardenal Ippolito d'Este (1509-1572), hijo de Alfonso I d'Este y Lucrecia Borgia, y nieto del papa Alejandro VI.
"Aprovechamos para efectuar el mantenimiento de la compleja red de fuentes y de los jardines", se consuela.
"La villa estará hermosa para los visitantes del futuro", promete.
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