/ sábado 29 de septiembre de 2018

Trump, el villano de la era #MeToo

El presidente de Estados Unidos ha encabezado una postura que defiende a varios acusados de abuso sexual en contra de mujeres

WASHINGTON, EU. Con el movimiento #MeToo alentando a millones de mujeres a denunciar el abuso sexual de sus jefes masculinos mientras el presidente Donald Trump habitualmente apoya el lado de los acusados, Estados Unidos enfrenta una guerra de sexos antes de las elecciones de medio mandato de noviembre.

Una primera gran batalla se libró el jueves cuando el nominado por Trump a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh se enfrentó al tribunal acusado de agresión sexual cuando era un estudiante de 17 años, y de agitar su pene en la cara de una mujer ebria mientras asistía a la Universidad de Yale, unos años después, esto, en el marco de su confirmación por el comité de Justicia del Senado.

Es un escándalo que no solo ha obstaculizado lo que parecía ser un proceso de confirmación fácil, sino que también se fusionó con el amplio movimiento #MeToo.

Kavanaugh insistió que ninguno de los dos incidentes ocurrió y Trump no solo ha apoyado a su nominado, sino que lo ha presentado como una verdadera víctima y a las mujeres que lo acusan de ser peones políticos, insinuando que mintieron.

"Estoy con el juez Kavanaugh", dijo Trump en una declaración que prácticamente podría ser el slogan de una camiseta de un contramovimiento del #MeToo.


CON EXPERIENCIA

En una era en la que las acusaciones de agresiones sexuales -a pesar de no haber sido probadas en una corte- son suficientes para derrocar al magnate de Hollywood Harvey Weinstein, la posición intransigente de Trump puede parecer políticamente arriesgada.

Pero él claramente habla desde la convicción personal.

Trump no solo ha defendido a otros republicanos atrapados en este tipo de controversias -como el exasesor de la Casa Blanca Rob Porter, quien fue acusado de golpear a su exesposa- sino que también se enfrentó sus propios escándalos.

Estos incluyeron múltiples acusaciones de infidelidad, acoso sexual, irrumpir a los camarines de los concursos de belleza y, presumir que era una celebridad tan grande que podía acercarse directamente a las mujeres y "agarrarlas por el coño".

Un político corriente podría haber sido hundido por cualquiera de estos incidentes.

Trump las rechazó a todas, asegurando por ejemplo que el comentario de "agarrarlas por el coño" era inofensivo como una "charla de vestuario".

Funcionó. Fue elegido presidente.

¿Pero funcionará dos años después en las elecciones de medio mandato, que se llevarán a cabo en noviembre, con encuestas que muestran que las mujeres podrían transformar #MeToo en una fuerza política?


GUERRA VS MUJERES

El estratega republicano Evan Siegfried asegura que hay un método en lo que los críticos verán como locura en Trump.

Después de todo, muchos estadounidenses sienten que #MeToo es corrección política desbordada, que muchas veces destruye la reputación de toda una vida de hombres en base a nada más que acusaciones verbales.

Así que sí, el comentario despectivo de Trump sobre mujeres "que salen de la nada" con acusaciones de hace décadas enfureció a activistas de izquierda.

Afirman que las víctimas de agresión sexual generalmente soportan su dolor en secreto, al menos hasta el surgimiento del movimiento #MeToo.

Pero la base republicana considerará la postura de Trump como una bocanada de aire fresco, dijo Siegfried.

"Presiona un botón realmente bueno de la base conservadora", agregó.

"La vasta mayoría de la base conservadora considera que estas acusaciones son débiles y que en el caso de que fueran ciertas, algunos dicen: 'buenos, los varones son varones".

El auténtico problema para los republicanos, dice Siegfried, es que solo con la base no se ganan las elecciones.

"Tenemos un gran problema con las votantes mujeres, que afirman: "Temrinamos" con los republicanos. "Ahora, el gobierno de Trump refuerza la retórica de que estamos en guerra con las mujeres".

"Parece que vamos a ser castigados en noviembre", dijo el estratega.

Larry Sabato, director del Centro de Política de la Universidad de Virginia, indicó que las mujeres "ya estaban eligiendo desproporcionadamente la boleta demócrata".

Y "no hay modo en que" la postura de Trump "pueda ayudar a los republicanos".

En el Centro Nacional Legal de las Mujeres, un grupo de defensa, Emily Martin advirtió a los republicanos que se preparen.

La elección de Trump abonó el terreno para #MeToo, y su posición respecto a Kavanaugh "solo aumenta la energía en torno a estos temas para muchas, muchas mujeres", dijo Martin.

Martin reconoció que algunos en la derecha estarán alentados por la posición de Trump, "pero creo serán superados por sus antagonistas".


WASHINGTON, EU. Con el movimiento #MeToo alentando a millones de mujeres a denunciar el abuso sexual de sus jefes masculinos mientras el presidente Donald Trump habitualmente apoya el lado de los acusados, Estados Unidos enfrenta una guerra de sexos antes de las elecciones de medio mandato de noviembre.

Una primera gran batalla se libró el jueves cuando el nominado por Trump a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh se enfrentó al tribunal acusado de agresión sexual cuando era un estudiante de 17 años, y de agitar su pene en la cara de una mujer ebria mientras asistía a la Universidad de Yale, unos años después, esto, en el marco de su confirmación por el comité de Justicia del Senado.

Es un escándalo que no solo ha obstaculizado lo que parecía ser un proceso de confirmación fácil, sino que también se fusionó con el amplio movimiento #MeToo.

Kavanaugh insistió que ninguno de los dos incidentes ocurrió y Trump no solo ha apoyado a su nominado, sino que lo ha presentado como una verdadera víctima y a las mujeres que lo acusan de ser peones políticos, insinuando que mintieron.

"Estoy con el juez Kavanaugh", dijo Trump en una declaración que prácticamente podría ser el slogan de una camiseta de un contramovimiento del #MeToo.


CON EXPERIENCIA

En una era en la que las acusaciones de agresiones sexuales -a pesar de no haber sido probadas en una corte- son suficientes para derrocar al magnate de Hollywood Harvey Weinstein, la posición intransigente de Trump puede parecer políticamente arriesgada.

Pero él claramente habla desde la convicción personal.

Trump no solo ha defendido a otros republicanos atrapados en este tipo de controversias -como el exasesor de la Casa Blanca Rob Porter, quien fue acusado de golpear a su exesposa- sino que también se enfrentó sus propios escándalos.

Estos incluyeron múltiples acusaciones de infidelidad, acoso sexual, irrumpir a los camarines de los concursos de belleza y, presumir que era una celebridad tan grande que podía acercarse directamente a las mujeres y "agarrarlas por el coño".

Un político corriente podría haber sido hundido por cualquiera de estos incidentes.

Trump las rechazó a todas, asegurando por ejemplo que el comentario de "agarrarlas por el coño" era inofensivo como una "charla de vestuario".

Funcionó. Fue elegido presidente.

¿Pero funcionará dos años después en las elecciones de medio mandato, que se llevarán a cabo en noviembre, con encuestas que muestran que las mujeres podrían transformar #MeToo en una fuerza política?


GUERRA VS MUJERES

El estratega republicano Evan Siegfried asegura que hay un método en lo que los críticos verán como locura en Trump.

Después de todo, muchos estadounidenses sienten que #MeToo es corrección política desbordada, que muchas veces destruye la reputación de toda una vida de hombres en base a nada más que acusaciones verbales.

Así que sí, el comentario despectivo de Trump sobre mujeres "que salen de la nada" con acusaciones de hace décadas enfureció a activistas de izquierda.

Afirman que las víctimas de agresión sexual generalmente soportan su dolor en secreto, al menos hasta el surgimiento del movimiento #MeToo.

Pero la base republicana considerará la postura de Trump como una bocanada de aire fresco, dijo Siegfried.

"Presiona un botón realmente bueno de la base conservadora", agregó.

"La vasta mayoría de la base conservadora considera que estas acusaciones son débiles y que en el caso de que fueran ciertas, algunos dicen: 'buenos, los varones son varones".

El auténtico problema para los republicanos, dice Siegfried, es que solo con la base no se ganan las elecciones.

"Tenemos un gran problema con las votantes mujeres, que afirman: "Temrinamos" con los republicanos. "Ahora, el gobierno de Trump refuerza la retórica de que estamos en guerra con las mujeres".

"Parece que vamos a ser castigados en noviembre", dijo el estratega.

Larry Sabato, director del Centro de Política de la Universidad de Virginia, indicó que las mujeres "ya estaban eligiendo desproporcionadamente la boleta demócrata".

Y "no hay modo en que" la postura de Trump "pueda ayudar a los republicanos".

En el Centro Nacional Legal de las Mujeres, un grupo de defensa, Emily Martin advirtió a los republicanos que se preparen.

La elección de Trump abonó el terreno para #MeToo, y su posición respecto a Kavanaugh "solo aumenta la energía en torno a estos temas para muchas, muchas mujeres", dijo Martin.

Martin reconoció que algunos en la derecha estarán alentados por la posición de Trump, "pero creo serán superados por sus antagonistas".


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