El tráfico es insoportable. Los automóviles avanzan lento y avenida 5 de Febrero es la pesadilla de los conductores a ciertas horas, lo que aprovechan vendedores informales para ofrecer sus productos con el riesgo de ser atropellados.
Al transitar por los carriles laterales de la avenida para atravesar la ciudad, los coches comienzan a pararse, más en horas “pico”.
Ahí los esperan varios vendedores ambulantes, que desde que iniciaron las obras poco a poco han ido dominando la zona y aprovechan el tráfico para vender a quienes antes no podían ofrecer sus productos, por tratarse de una vía de alta velocidad.
Son los ganadores del paso lento de los autos.
Ahora ya no es un lugar de tráfico fluido. El congestionamiento viene desde el norte y sur de la ciudad, lo que también genera colapso vial de otras vialidades como son bulevar Bernardo Quintana, Paseo Constituyes y la autopista México-Querétaro.
Los cientos de carros varados que tardan más de 1 hora en llegar a sus destinos, dependiendo de la hora, es el tiempo suficiente para que estas personas convenzan a los automovilistas de comprar diversos artículos y productos.
En su mayoría hombres, algunos menores de edad, caminan por los vehículos hacia delante y en reversa con el propósito de vender.
Al abordar a uno de los ambulantes, dijo que este nuevo modo de venta inició al mismo tiempo en que comenzaron las obras de Paseo 5 de febrero.
"Sí se vende, hay horas en las que los carros se paran un ratote y aprovechamos; hay que ir a donde sea para poder vender y poder comer".
Al observar el lugar por cerca de 10 minutos, automovilistas compraron cacahuates, chicles y dulces al ambulante, que se protege del sol con una gorra que trae un trozo de tela hacia atrás, para cubrir el cuello de los rayos del sol.
Este comerciante callejero es el más suertudo, porque los demás, por más que ofrecen sus productos como cargadores de coche para el celular, raquetas mata mosquitos y protectores de sol para los vidrios, apenas si venden, mientras se cuidan de no ser atropellados y de los inspectores municipales.
Así se ganan la vida estas personas quienes gritan todos los días la venta de sus productos en medio de las filas de automóviles que esperan continuar su camino.