Tres generaciones juntas iban a bordo de un auto tipo sedán, cuando el conductor del mismo, perdió el control del mismo al entrar una curva perdiendo el control para ir a meterse justo debajo de un puente peatonal; instintivamente se recostó dentro del vehículo para librarla de un daño mayor.
Papá, hijo y nieto, viajaban en un Ford Focus en la lateral del Paseo de la República, con dirección a Querétaro, cuando al pretender ingresar a Juriquilla, perdió el control y derrapó debido al exceso de velocidad que según se calculó conducía al menos 90 kilómetros por hora, cuando lo ideal para entrar en una curva, se debe hacer a unos 30 ó 40 kilómetros por hora.
Detrás de ellos venía un tío (hermano del conductor), que fue quien ayudo a sacarlo del auto siniestrado para trasladarlo por sus propios medios al Hospital General; no se supo que nivel de gravedad iba ya que ningún paramédico estuvo presente para valorarlo.
Después llegaron paramédicos, personal de Protección Civil y elementos de la Policía Municipal, quien tomó conocimiento de los hechos determinando que el auto sería arrastrado (vía una grúa), al corralón oficial y el conductor al Fiscal Especializado en Hechos de Tránsito, para deslindar responsabilidades y como garantía en el pago a los daños a la vialidad y en este caso específico, al puente peatonal.