De nueva cuenta las personas en situación de indigencia regresan a las calles del primer cuadro del Centro Histórico de Querétaro a pesar del reforzamiento de seguridad que se implementó tras la tragedia del jardín Zenea el pasado 1 de enero, que obligó a reubicar y canalizar a este sector de la población a otras instancias para evitar una situación de riesgo.
Como le dimos a conocer en Diario de Querétaro en ediciones anteriores, a tan solo tres días después del ataque hacia 4 mujeres en la calle Juárez donde una mujer lamentablemente perdió la vida; un dispositivo de seguridad por parte de la Policía Estatal se llevó a cabo para el retiro de las personas en esta condición, ya sea para reubicarlas en los puntos alejados de la ciudad como en las inmediaciones de la Delegación Josefa Vergara al sur o en la Delegación Santa Rosa Jáuregui al norte.
Tanto hombres como mujeres que solían pernoctar en las calles, en las cortinas de negocios, en los portales y afuera de los templos, todos son excepción fueron canalizados a albergues temporales o a diferentes espacios abiertos alejados de Centro Histórico; además que se realizó la revisión de rutina tanto a pepenadores como a migrantes para descartar que tuvieran entre sus pertenencias algún tipo de objeto punzocortante o arma prohibida.
Incluso, en algunos casos aparte de dichos operativos de la Policía Estatal, los elementos municipales intervinieron ante el llamado de la ciudadanía y comerciantes para remitir ante el Juzgado Cívico a estas personas que escandalizaban en vía pública para que se determinara su situación por haber cometido varias incivilidades.
Cabe señalar que las autoridades han detectado un aproximado de 200 personas en situación de calle distribuidas en las 7 delegaciones, pero la concentración mayor se encuentra en el Centro Histórico, donde también se han llegado a mezclar con los migrantes que se encuentran de paso en la capital queretana y se congregan en puntos específicos como el Jardín Guerrero, al grado de compartir las banquetas para pasar las noches.
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Sin embargo, después de una semana que las calles del primer cuadro del Centro Histórico se vieron despejadas de la presencia de dicha población, de nueva cuenta se hicieron presentes, incluso algunos optaron por rechazar la estadía en los albergues y regresaron hasta donde solían pasar la noche a pesar de las bajas temperaturas, que incluso ya cobró la vida de un hombre de la tercera edad en el barrio de El Tepetate.