XALAPA, Ver.- Los panteones de municipios aledaños a la ciudad fueron remozados para la celebración del Día de Muertos. Cientos de familias comienzan a darse cita en los camposantos para recordar a sus fieles difuntos, aunque la migración y la crisis económica impida que se realicen grandes celebraciones sin embargo, a pesar de las campañas de comercialización las tradiciones de Día de Muertos siguen vigentes sin importar el bombardeo de otras costumbres como el Halloween.
Ahora los altares no son tan sustanciosos ni son tantos los visitantes, pero el cariño y las ganas por preservar las tradiciones no terminan.
NAOLINCO ENCABEZA LAS CELEBRACIONES
El panteón de Naolinco, a diferencia del resto, luce perfectamente limpio y arreglado, pues es ahí donde se vive una de sus festividades más importantes.
Alfonso Meza dijo que aunque con regularidad recibe mantenimiento, en estos días las familias le ponen especial empeño para festejar la tradicional "Cantada".
"Nuestro panteón viene todo mundo a arreglarlo y a pintarlo. La fiesta tradicional de muertos inicia el día primero de noviembre, ese día se sale en la noche a cantar alabanzas. Andan los grupos de música cantando de casa en casa y cuando se llega a una les ofrecen algo de la ofrenda", narró.
Recuerda que hace años, aún siendo desconocidos, se les invitaba a pasar a las casas y a los visitantes se les ofrecía un chocolate o un té. Ahora es más difícil que ello ocurra porque ya no a cualquiera se le abre las puertas.
El 2 de noviembre la mayoría de las familias de Naolinco acuden al panteón a recodar a sus seres queridos y conocidos y se realiza una convivencia con ellos entre risas, comida y música.
"Cada día viene más gente porque cada vez somos más. A veces la gente se va de aquí y es difícil que puedan venir, pero en general el panteón siempre está limpio y cuidado. Los gobiernos se han preocupado por mantenerlo en buenas condiciones", remarcó.
Desde ahora ya se empieza a respirar un aire distinto en ese camposanto que se prepara para recibir a miles de turistas. Y es que no solo en el panteón se vive la fiesta, las calles de ese lugar que busca ser pueblo mágico se ve transformado por la flor de cempasúchil y las catrinas que se observan por doquier.
PANTEÓN, PUNTO DE REUNIÓN EN JILOTEPEC
En Jilotepec estas fechas son aprovechadas para el reencuentro de familiares y amigos. El panteón es el punto de reunión para personas que por trabajo y necesidad han tenido que dejar su casa.
Es el caso de don Juan Benito Salvador quien llegó de la Ciudad de México a visitar a su gente, pues asegura que esta es de las fechas más importantes y de mayor tradición para los mexicanos.
"Yo veo que esta es la fecha cuando más familias vienen al panteón pero sí se ven varias tumbas también abandonadas, a lo mejor porque están trabajando o hay otras que están del otro lado (Estados Unidos)", agregó.
Junto con José Lagunes y Ciro Muñoz llegó a limpiar, arreglar y rehabilitar algunas de las tumbas de sus familiares y aprovechan ese momento para la convivencia.
Regino Hernández está seguro de que no es que la tradición se esté perdiendo sino que por falta de recursos ya no se vive como antes.
"Cuando más visitas hay es 1, 2 y 3 de noviembre pero este año se ve poca actividad yo creo que es la escasez de dinero. Todo se complica. Yo creo que es la economía la que está afectando y también que es entre semana", dijo.
Incluso confiesa que en su casa, ya no les fue posible poner un altar sustancioso como acostumbraban años atrás.
Pese a ello, asegura que el esfuerzo por seguir conservando las tradiciones continúa pues es lo que les da identidad.
"En casa pusimos altar pero ya pequeño, cada años se va reduciendo más porque antes lo poníamos grandote porque se podía", admitió.
LA FIESTA SE PIERDE EN RAFAEL LUCIO
Días previos a la celebración del Día de Muertos pocas son las familias que se observan en el panteón municipal de Rafael Lucio. Para algunos de los pobladores la tradición se va perdiendo con los años entre otras causas por la migración.
La familia de Angélica Muñoz Méndez llegó este domingo a limpiar la tumba de sus padres y el hermano de su esposo Félix. Asegura que es el 2 de noviembre cuando llega la mayoría a visitar a sus difuntos, por lo que ahora están casi vacíos.
Para conservar la tradición elaboró un pequeño altar en su casa pues asegura que las cosas ya no son como antes y no se puede gastar tanto.
"Apenas el sábado pusimos el altar porque es el día de los que mueren accidentados. Mi suegra que vive en México le hace pozole a su hijo que asesinaron, y se reúne toda la familia. Mi ofrenda fue chiquita. Gastamos como 200 pesos y hoy haré los tamales", explicó.
Agregó que el próximo jueves, regresará al panteón, esta vez a ponerle flores a quienes se les adelantaron.
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